Una adorable, tierna y encantadora historia que narra el romance homosexual entre 2 jóvenes vaqueros que se conocen en 1963. Con una impecable fotografía y un realismo absoluto, la película que nos ocupa se dedica a contarnos las vidas que ambos protagonistas tienen durante 20 años. Las 2 horas y cuarto que dura son un derroche de sentimientos a flor de piel. El guion muestra de una forma muy creíble las dificultades que en esos años tenía la homosexualidad. Y tan problemático era el asunto que hasta te mataban de una manera horrible y espantosa. La banda sonora es buenísima y encaja como un guante en los diferentes momentos y situaciones. Los escenarios son espectaculares, en especial aquellos que se ven a lo largo de la primera hora de proyección. Esos paisajes de la montaña Brokeback son bellísimos con esas zonas montañosas y naturales. El reparto lo borda con actuaciones inolvidables por parte de Heath Ledger, que en paz descanse, Jake Gyllenhaal y Michelle Williams. Anne Hathaway no lo hace mal, pero apenas muestra emociones cuando sale en pantalla. En cuanto a los 2 personajes principales, no les falta química. Siempre que están juntos se percibe ese rollo romántico que esconden. El final posiblemente sea lo más fuerte a nivel emocional porque es precisamente en ese periodo cuando las lágrimas ya no se sostienen. Me gusta ese broche de oro, ya que está lejos de ser el típico final peliculero. De hecho, toda la película en sí es muy muy realista y si dijeran que se trata de una historia real, me lo creería perfectamente. Un gran filme que merece cada premio que ganó, e incluso me atrevería a decir que mereció mayor reconocimiento del que le dieron. Con respecto al tema de la homosexualidad, sólo diré que aún a día de hoy no ha mejorado mucho la cosa y si en la actualidad es complicado, muchísimo más lo era por aquel entonces.