La primera película de Batman es toda una obra de culto que en su día llegó a estar al mismo nivel que el primer Superman. Eso sí, Batman era (y es) un héroe diferente al kryptoniano y al resto de héroes.
Tim Burton nos presentó al personaje de una manera brillante y esta vez el director tenía la difícil tarea de hacer una secuela que estuviera a la altura.
Y lo cierto es que Burton lo consiguió y nos dio un film navideño con un tono macabro. Danny DeVito se puso el traje del hombre pingüino para ser el villano de la función y la idea salió genial. La única pieza que le faltaba al tridente era Catwoman, una mujer que ni es heroína ni villana.
Las interpretaciones son inmejorables. Michael Keaton sigue brillando como Batman. DeVito está soberbio, ya que encarna a un villano tan creíble como terrorífico. Michelle Pfeiffer está simplemente impresionante.
El guion es bastante bueno.
Burton nos regala una pelea entre 3 muy atractiva y prometedora.
En ocasiones esta secuela es tan buena como la película original, pero en general la cinta de 1989 sale ganando.
La banda sonora suena con fuerza siempre que el justiciero enmascarado hace acto de presencia.