Hereditary es un mazazo directo a la cabeza. Así de literal. Es una película que, en todo momento, juega con la sensibilidad más profunda de los espectadores.

La historia de la familia Graham parte con alto contenido emocional: la muerte de la abuela. Desde ese hecho y, durante todo el metraje, la tensión se desarrolla poco a poco. Es tan pausada la evolución de los acontecimientos que, de un momento a otro, estás pegado al asiento pensando qué hecho horrible ocurrirá.

La tensión familiar que existe en cada escena y, la forma en que interactúan los personajes, son sólo algunos de los ingredientes que hacen que la película sea fuerte y difícil de asimilar. Es incómoda, pero en el buen sentido. De hecho, las pausas, silencios y diálogos, contribuyen a mantenerte en todo momento atento a la historia.

Las actuaciones son realmente un pro para la cinta. Toni Collette está fabulosa, se luce en todas las escenas donde aparece. Ella es el hilo conductor de todo. Su interpretación es tan potente, que la empatía con su personaje aparece desde el primer momento. El resto de los integrantes de la familia también destacan, cada uno es su rol específico y clave para entender el desarrollo de la historia.

Los recursos de impacto, por supuesto, no son como la mayoría de las películas de terror que inundan los cines. Aquí la historia se cocina a pausas lentas, para luego, detonar como una olla a presión. No hay ningún detalle que se escape, todo está pensado y calculado para llegar a impactar con el final que, realmente, es estremecedor y de alto impacto.

Es cine de terror, sí, aunque algunos digan que no. Que no aparezcan sustos desde los pasillos o los armarios no es señal de que sea mala, en absoluto. Es una película para personas pacientes y que van a las salas a disfrutar de las buenas historias, de impecable ejecución y de buena dirección de actores.

Buena película, altamente recomendable.