Cuando me enteré de la existencia de esta película, no me podía creer que alguien estuviese dispuesto a rodar algo así. Al desconocido directo Robison Devor seguramente lo tildarían de loco aunque bien pensando con el escándalo saldría del anonimato. De todos modos ya había demostrado ser un realizador de calidad en su anterior peli “Police Beat”, duro drama urbano sobre un barrio conflictivo que tengo entendido solo se pudo ver en ciertos festivales. También los actores son medio aficionados solo vistos en películas de muy pequeña índole, destacando el gran trabajo de Jhon Paulsen (“Visioneers”) y de Richard Carmen (“Bloody Mary”). Estos, cumplen perfectamente en la parte ficticia de la peli pues la otra es un documental con entrevistas sobre los hechos acontecidos. Y al ser este un hecho real, creo que comprendo las dificultades de tratar dicho tema ya que podría quedar todo esto simplemente como un filme morboso o ser algo ofensivo para el espectador, sin embargo, estamos ante un trabajo de buen gusto que en ningún momento busca el morbo fácil, desarrollándose por un camino poético de gran tristeza. Una melancolía visible gracias a su gran fotografía, banda sonora e interpretaciones a flor de piel. Una película que difícilmente se distribuirá fuera de festivales especializados y que terminará por perderse en el olvido una de las propuestas para mi más a contracorriente del cine actual.