Llevo dos películas en menos de un mes donde la sensación de angustia que he pasado ha sido similar, ésta y otra película más modesta: la madriguera de Kurro González.
Me ha encantado cómo juega el director con la angustia del espectador en el túnel. Realmente lo he pasado mal. Los giros son los previsibles en este tipo de película, no hay nada que la cámara enseñe que pase por casualidad, pero aún así me ha hecho pasar un muy buen rato.
Por cierto, no soy argentino, pero el acento de Lago me parece brutal. Esta chica puede hacer de vasca o de argentina sin ningún tipo de complejos. Eso es una actriz completa.