Para los que hemos leído la novela de Bram Stoker, y visto la versión de cinematográfica protagonizada por Christopher Lee, en mi humilde opinión, esta película del llamado maestro del terror, Darío Argento, es una soberana huevada, para el resto, una cinta más de ridículas aventuras que pretenden ser terroríficas, cuyos protagonistas son los personajes del relato de Stoker. Tendremos abundante kétchup, lobos de dentaduras tan relucientes como las de un troglodita de película yanqui de la edad de piedra y algunas bellas pechugas, que dicho sea de paso, es lo que salva esta sarta de burradas. Transilvania, 1893. Noche de walpurgis en Passo Borgo, Tania, una núbil doncella de estilizada figura, bellos y abundantes senos, sale de su casa para encontrase con su amante a fin de aliviar una especie de calentura que la invadía, después de algunos momentos de intimidad sobre la paja de un galpón abandonado a los que asistiremos en medio de quejidos, requiebros y frases tan originales como “Ouuuh mai gad….” , pero satisfecha a medias, porque estaba más tiritona que canasto de guatitas, Tania regresa a casa, como una vulgar Caperucita, sola por el bosque, dado que el pelotudo de su amante no la acompañó por temor a que su honra de padre de familia felizmente casado quedara por los suelos si se topaban con algún transeúnte. En el camino, la muchacha no fue seducida por un lobo como lo fue doña Caperucita, sino que por un chuncho que al hacerlo se convierte en un hombre que solo se limitó a matarla chupándole la sangre del pescuezo. Días después, ignorante a estos sucesos, el joven bibliotecario Jonathan Harker llega al pueblo para desempeñar su profesión en el castillo del benefactor de la aldea, el mismísimo conde Drácula, y, al cabo de unos días aparece por el lugar Mina la esposa de Jonathan, quien se aloja en casa de su amiga Lucy la hija del alcalde. El conde Drácula que no es huevón, le echa el ojo a este bello par de amiguitas, pues en el lugar aparte del borrachín del alcalde, algunos aldeanos asustados y tan borrachos como el alcalde y un milico de bigote engominado, entre el mujerío no había ya pan que rebanar. La trama continua entre sangre, vísceras, mantis religiosas, algunos locos, Lucy bañándose (mmmmmm interesante) un cura con cara de ebrio consuetudinario y un viejo Dr. van Helsing de cabello teñido, que armado de descomunales estacas de madera, un revolver cargado con proyectiles que me imagino eran de plata y que el mismo fundió a la luz de una vela, se propone a darle el bajo a cuanto fiambre se le cruce por el camino…..