Cuando le robas la voluntad a un hombre este se vuelve una sumisa y obediente marioneta. Un simple títere. Cuando se lo haces a todo un pueblo puedes dar por hecho que la primera víctima que sangrará con sus heridas será la libertad.

Una gran maquinaria propagandistica sumado al miedo, y a unas promesas de cambio convirtieron al Partido Nazi en el abanderado de una nación, una nación que había sufrido tanto, que estaba dispuesta a entregar su alma al mejor postor, incluso al mismísimo diablo

Tratados como dioses entre los hombres, se convenció a todo un pueblo que nada contaban como individuos, que lo único que importaba era Alemania, una, única y grande. Y así sin voluntad y sin libertad, se convirtieron en peones para un juego de ajedrez, cuyo tablero se disputaría no solo en Europa, sino en el Mundo.