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Voto de risingdana:
5
6,6
18.836
Aventuras. Drama
Adaptación de la novela histórica homónima de Noah Gordon que se convirtió en un best-seller en 1986. Ambientada en Inglaterra, en el siglo XI, narra la historia de Rob Cole (Tom Payne), un joven que se queda huérfano al morir su madre víctima de una extraña enfermedad. Esta circunstancia lo anima a irse a Persia a estudiar medicina bajo la tutela del sabio doctor Ibn Sina (Ben Kingsley). (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2014
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar quiero matizar que no he leído la novela, así que no entraré en el debate de su idoneidad como adaptación, sino que me centraré en los aspectos puramente fílmicos.
"El médico" me deja la sensación de ser una sucesión -demasiado- rápida de escenas, al tener la obligación de abarcar un amplio espacio temporal condensado en 150 minutos, en el que -en mi opinión- el director no se encuentra muy inspirado. Me refiero por ejemplo al típico fotograma en el que se nos muestra un paisaje diurno o nocturno con el objetivo de situar temporalmente al espectador e ilustrar la transición entre escena y escena. Además, en algunos casos éstos tienen un cierto aire a decorado de estudio. Sin embargo y por otro lado, se consigue que el ritmo narrativo sea alto, logrando mantener la atención del espectador y evitando que éste pueda acabar cayendo en el aburrimiento a lo largo del metraje. Algo siempre indispensable, pero aún más necesario en una película de aventuras.
Uno de los puntos débiles del film, en mi opinión, es el casting del protagonista, Tom Payne. No destaca precisamente por su talento, sino más bien por sus ojos. Prueba de ello son los primeros planos de su personaje de los que Stölzl abusa a lo largo de la película. No llego a empatizar en ningún momento con Rob J. Cole, en contraposición con el -casi siempre- buen trabajo de Ben Kingsley. Mención aparte a la construcción del personaje de Emma Rigby, totalmente plano y estereotipado, a la que la actriz tampoco ayuda.
Sigo en spoiler.
"El médico" me deja la sensación de ser una sucesión -demasiado- rápida de escenas, al tener la obligación de abarcar un amplio espacio temporal condensado en 150 minutos, en el que -en mi opinión- el director no se encuentra muy inspirado. Me refiero por ejemplo al típico fotograma en el que se nos muestra un paisaje diurno o nocturno con el objetivo de situar temporalmente al espectador e ilustrar la transición entre escena y escena. Además, en algunos casos éstos tienen un cierto aire a decorado de estudio. Sin embargo y por otro lado, se consigue que el ritmo narrativo sea alto, logrando mantener la atención del espectador y evitando que éste pueda acabar cayendo en el aburrimiento a lo largo del metraje. Algo siempre indispensable, pero aún más necesario en una película de aventuras.
Uno de los puntos débiles del film, en mi opinión, es el casting del protagonista, Tom Payne. No destaca precisamente por su talento, sino más bien por sus ojos. Prueba de ello son los primeros planos de su personaje de los que Stölzl abusa a lo largo de la película. No llego a empatizar en ningún momento con Rob J. Cole, en contraposición con el -casi siempre- buen trabajo de Ben Kingsley. Mención aparte a la construcción del personaje de Emma Rigby, totalmente plano y estereotipado, a la que la actriz tampoco ayuda.
Sigo en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La construcción de la época es cuidada en algunos aspectos que suelen echarse en falta en ciertas superproducciones, véase por ejemplo al comienzo del film cuando se nos muestra a los personajes cubiertos de suciedad. El vestuario cumple asimismo.
Llama la atención como el director opta por evitar las confrontaciones derivadas de la multiplicidad de idiomas presentes en las culturas que engloban la película optando por la solución más simple, circunscribir todo al inglés. Algo válido en mi opinión, en tanto que el espectador debe ser consciente de ello y comprender las dificultades que supone extrapolar ello al cine.
Se nos muestra el contraste de dos mundos -el cristiano e islámico- separados por una línea casi infranqueable, en un momento en el que el mundo oriental se encontraba más avanzado científicamente. En este contexto la película aborda de manera aceptable la pasión con la que un hombre persigue la búsqueda de conocimiento a pesar de las trabas impuestas por la sociedad de la época, restricciones morales derivadas de la religión y el fanatismo. Resulta increíble pensar como, por ejemplo, era impensable siquiera plantearse la disección de un cadáver, siquiera en pos de conocer el interior y funcionamiento del cuerpo humano con el objetivo de salvar vidas. El conocimiento científico se muestra como incompatible con los preceptos religiosos fanáticos, en su afán de controlar a la población y restringir el acceso al saber. Tan solo se cuenta con los saberes teóricos de los antiguos maestros de la filosofía, los cuales además se consideran incuestionables. Solo un hombre adelantado a su tiempo puede romper y superar estos esquemas, aunque puede parecer chocante que esto suceda en alguien que no ha recibido educación alguna desde su niñez. Quizá por todo esto sea la escena en la que Ben Kingsley se muestra impasible ante la quema de la madraza y todas las obras que alberga la que más consiguió emocionarme. Lástima que haya sido la única.
Me sorprende como en algunos periódicos y revistas especializadas se califica a esta película como un film de aventuras "como las de antes", digna sucesora de aquellas superproducciones de culto del género. Nada más lejos de mi parecer. Resumiendo, entretenida pero plana y estereotipada.
Llama la atención como el director opta por evitar las confrontaciones derivadas de la multiplicidad de idiomas presentes en las culturas que engloban la película optando por la solución más simple, circunscribir todo al inglés. Algo válido en mi opinión, en tanto que el espectador debe ser consciente de ello y comprender las dificultades que supone extrapolar ello al cine.
Se nos muestra el contraste de dos mundos -el cristiano e islámico- separados por una línea casi infranqueable, en un momento en el que el mundo oriental se encontraba más avanzado científicamente. En este contexto la película aborda de manera aceptable la pasión con la que un hombre persigue la búsqueda de conocimiento a pesar de las trabas impuestas por la sociedad de la época, restricciones morales derivadas de la religión y el fanatismo. Resulta increíble pensar como, por ejemplo, era impensable siquiera plantearse la disección de un cadáver, siquiera en pos de conocer el interior y funcionamiento del cuerpo humano con el objetivo de salvar vidas. El conocimiento científico se muestra como incompatible con los preceptos religiosos fanáticos, en su afán de controlar a la población y restringir el acceso al saber. Tan solo se cuenta con los saberes teóricos de los antiguos maestros de la filosofía, los cuales además se consideran incuestionables. Solo un hombre adelantado a su tiempo puede romper y superar estos esquemas, aunque puede parecer chocante que esto suceda en alguien que no ha recibido educación alguna desde su niñez. Quizá por todo esto sea la escena en la que Ben Kingsley se muestra impasible ante la quema de la madraza y todas las obras que alberga la que más consiguió emocionarme. Lástima que haya sido la única.
Me sorprende como en algunos periódicos y revistas especializadas se califica a esta película como un film de aventuras "como las de antes", digna sucesora de aquellas superproducciones de culto del género. Nada más lejos de mi parecer. Resumiendo, entretenida pero plana y estereotipada.