Brillante thriller policíaco nacional. Película genial, correctamente premiada y reconocida en los Goya de 2015. Se merece todos y cada uno de sus premios, su fotografía, montaje, ritmo, ambientación y clima perfectamente reconstruidos así lo constatan. Alberto Rodríguez ha conseguido superarse tras las también reconocidas Grupo 7 y 7 vírgenes, y ya era difícil.
Sublimes también la pareja protagonista, con dos actores en estado de gracia, sobretodo Raúl Arévalo quien lleva unos añitos "mal acostumbrándonos" con papeles que engrandecen las cintas en las que aparece. Su interpretación cruda y real, está mucho más allá de aparaciones televisivas pasadas; al igual que Javier Gutiérrez, desconocido hasta ahora, pero con carrera en ciernes. Los secundarios están correctos también, aunque Antonio de la Torre, quizás esté algo desaprovechado.
La ambientación andaluza ochentera es perfecta, creando unos paisajes y pueblos verosímiles y palpables, mis vivencias personales así los han vivido durante mi juventud.
En definitiva, la mejor cinta nacional del año de largo, muy pòr encima del resto.

A destacar: Los planos cenitales de los títulos de crédito y de determinados momentos. Poesía visual.
Es una pena: Sus (inevitables) comparaciones con True Detective. Obras distintas. Las dos sobresalientes.