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Voto de griffinjazz:
8
Drama El dueño de un edificio de viviendas decide poner en la calle a sus inquilinos para vender el solar. La negativa de los afectados a desalojar sus casas hace que el casero, asesorado por su amante, contrate a un matón: el Bruto. (FILMAFFINITY)
8 de febrero de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la sensacional y muy desconocida etapa mexicana de Don Luis Buñuel (salvo los cuatro o cinco títulos más populares) se encuentra ubicada El Bruto, filme que sigue explotando el realismo social que Buñuel llevara a su máxima expresión con “Los olvidados” en 1950. Resulta curioso comprobar cómo la imagen que tenemos de Buñuel es la de un director que fue el azote de las clases pudientes de la sociedad, burguesía y aristocracia quedan retratadas despiadadamente a partir de “El Ángel Exterminador” en 1962 y durante toda su etapa francesa (“El discreto encanto de la burguesía”, “Belle de jour”). Sin embargo, antes que esto Buñuel retrató la miseria y los bajos fondos como ambientes despiadados, sin compasión y prácticamente sin capacidad para expiar los males propios de la degeneración humana fruto de la pobreza. “Los Olvidados” (junto con “Nazarín” y “Viridiana”) es el máximo exponente de este brutal retrato de las clases miserables, una historia que no admite ambigüedades y que lleva al maniqueísmo a uno de sus extremos: no hay capacidad para la redención cuando el odio lo ha invadido todo, haciendo que por el instinto de supervivencia desaparezcan de raíz los escrúpulos. Es “El Bruto” una continuación clara de “Los Olvidados”, un nuevo episodio de ese mundo suburbial en el que un hombre despiadado, Andrés Cabrera (Andrés Soler) dueño de los terrenos en los que se asienta una comunidad de vecinos, condiciona el futuro de todo un colectivo por sus ambiciones personales, pretendiendo desalojarlos con amparo judicial, y para conseguir sus objetivos no tiene reparos en utilizar a Pedro El Bruto (Pedro Armendáriz) como brazo armado, un tipo corto de cerebro y fácilmente manipulable, que traicionando a los miembros de su propio grupo social, atemoriza e intimida a los cabecillas de los inquilinos que se resisten a abandonar sus casas.

Por otro lado, mientras “Los Olvidados” era una película de día, “El Bruto” transcurre a lo largo de una mayoría de escenas nocturnas, siendo fundamental la excelente fotografía en blanco y negro de Agustín Jiménez. Una procesión de sombras se pierden en los lúgubres callejones, con referencias evidentes en eses huidas a filmes como “M, El Vampiro de Dusseldorf”, “El Delator” o “El Tercer Hombre”.

Y es que la presencia del cine negro americano en Buñuel cada vez es más notoria en ciertos filmes de Buñuel. En “El Bruto” es flagrante la presencia de una femme fatal de mucho cuidado, el personaje de Paloma (una bellísima y desconcertante Katy Jurado) nada tiene que envidiar a la Kitty Collins/Ava Gadner de “Forajidos” (Robert Siodmark) o a la Kathie Moffett/Jane Greer de “Retorno al Pasado” (Tourneur).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
griffinjazz
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