Para los 'viejos rockeros' que nos hemos curtido en el heavy metal de los 80 ha sido muy agradable ver la película y reir los disparates de estas familias en compañía de nuestros hijos y sus amigos. Los jóvenes se rieron lo suyo, y los mayores también. Recordamos la hermosa parafernalia de disfrazarse de 'metaleros', los antiguos realizando nuestras propias muñequeras, los nuevos comprándolas en las tiendas especializadas y comentando los cameos de algunas estrellas del rock.
La película es por otra parte una típica peli tonta de instituto americano, con sus familias ricas y sus familias menos ricas, los abusones, los abusados y todas esas 'mierdas' tan yankies. Pero está bien escrita y tiene un puntito de algo más.