Conocí a Oriol Paulo en estos días a través de su ópera prima de 2012 que me pareció excelente. Siguiendo en consecuencia a este director -ciertamente interesante, aunque no sé a esta altura con cuánto potencial real- he visto Contratiempo. Desafortunadamente he ido de más a menos, ya que éste me pareció un thriller de los normalitos, esto es, con mucho enreveso y pocas ideas, poco alimento del bueno.

Y continuamos con los Renglones Torcidos. Quiero creer a aquellos que desvinculan del film a la novela que le sirve de base -para salvar la novela, claro. Porque me encuentro con un producto muy flojo, adocenado y previsible. Nada que no haya sido visto antes. Charada y pretenciosidad. Giros que ya no entretienen. Sobredimensionamiento absolutamente inútil de metraje -¿para engañar a quién? (Vamos que no somos psiquiatras...)

Ya cansan esas películas donde las circunstancias de todos los personajes se acomodan a las necesidades del suspenso en el argumento. Corre la segunda década del siglo XXI señores directores. La mayoría de edad del cine exige otras cosas.