En medio de la inconmensurabilidad de la selva, se desenvuelve un drama de acción de la codicia humana mas baja. Pobladores de una tranquila morada son asesinados y secuestran a la única mujer por una pandilla de cazadores. La espesura de la naturaleza será entonces la gran escenografía natural donde el héroe (García Bernal) chaman, tomará acciones de venganza y defensa, pero también de cumplimiento de un ritual al que parece estar predestinado.

Para una mirada muy de ciudad, el film de Fendrik muestra pasajes pocos creíbles y excedidos.
La ausencia de una lógica en ciertas acciones de defensa y quizás algunos de sus consecuencias gratuitas, colaboran en esto último.

Sin embargo, la lentitud de los planos y ciertos diálogos casi forzados por su brevedad y casi ininteligibles,
conforman una apropiada pintura del tipo de sujeto humano que convive en medio de lo natural. Casi como una
especie de Tarzán argentino pero con algún sesgo de trascendencia ancestral poco explicable a ojos profanos.
Y esos pasajes no explicables a los cittadinos, son aquellas escenas donde lo mágico irrumpe. Es esta especie de realismo mágico el que confunde en este film de acción. Pero en lo inesperado y fortuito de ello, radica la mirada y la vivencia del originario amazónico. En los relatos de Horacio Quiroga quizás se encuentren analogías como las que plantea el film.

Queda a la vista, la asociación con el western sea en este caso el spaguetti de Leone, u otro, dados los usos l frecuentes de tiempos dilatados, y una música que resalta por si misma. No obstante, la narración avanza en clima paso a paso, de manera clásica y hasta tiene un puntó de mayor tensión. Hasta aquí no hay mayor intención que el de mostrar un dominio de lo visual de un paisaje difícil por sí mismo para rodear a los personajes.

La lógica del desarrollo es lineal y desde su inicio, no nos inquietamos por la suerte de los personajes. Mantenemos la serenidad y la atención del chaman. Quizás esa modo de contar tan secuencial no haya sido el mas adecuado para una película de acción, que sin embargo, logra su cometido. Mostrarnos la selva.