A Traición, el nuevo thriller policiaco y judicial de Netflix que conseguirá amenizar tu tarde de invierno. No estamos hablando de lo mejor de Netflix, ni mucho menos, pero es una película con varios fallos significativos. Tyler Perry, actor y director, falla constantemente en su primer film para esta plataforma. Es un juego hilarante donde el gran guion consigue darle vida y fluidez a un director fallido. Señalar problemas de misoginia, infidelidad y racismo no sirve de nada si Perry no les das un sentido relevante en la trama. Gran parte del suspenso que el director intenta construir puede desmantelarse rápidamente a través de una narrativa torpe.

El reparto de A Traición, tampoco juega a favor. Contar con personajes tan planos como la de su protagonista Bresha Webb, no propicia la continuación del film. Al contrario que Crystal Fox, mostrando las dos caras de su personaje y brillando donde nadie más lo hace. Consigue unir a todos los actores y enganchar con su trama tan perversa y misteriosa. Por su parte, Cicely Tyson, es la guinda del pastel. A pesar de tener el papel más fugaz e insignificante, consigue dotarlo y ser el enigma de este film.

Lo relativamente extraño es la rapidez de rodaje de A Traición. El plan de rodaje sólo cuenta con cinco días para grabar el film. De ahí que tenga tantos fallos a la hora de grabarla y no reluzca el director a lo largo de la película. Aunque grabar un film así es tan poco tiempo parece algo increíble por el aceptable resultado final.

La primera parte de la película es demasiado lenta, aburrida y discrepante. Totalmente opuesto al final excéntrico con un gran giro de guion inesperado. Los protagonistas pasarán a ser villanos en un gran giro de tuerca que dará la vuelta a los personajes de A Traición. En teoría, el final es predecible para todos, pero, gracias al guion consigue quitarnos todos los prejuicios acumulados a lo largo del film y dejarnos satisfechos.

CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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