Me ha sorprendido mucho esta película. Tal vez por el factor sorpresa de no esperarme algo así. No sólo es una película cuya finalidad es recordar lo que pasó no hace tanto tiempo con el pueblo Armenio si no también, reivindicar la sinrazón de las guerras: no se exterminan a pueblos, se asesinan a seres vivos con nombres y familia.

Aquí la excusa (y creo que lo que se vende) es la historia de amor a tres bandas: de Michael, Chris y Ana. Pero es simplemente el hilo conductor secundario que te va guiando por todos los acontecimientos que pasan y que, tristemente, fueron realidad.

Me ha encantado las actuaciones del trío protagonista pero sobre todo, del trabajo de Oscar Isaac. Todos esos matices de su personaje y como va cambiando con las circunstancias, le da una profundidad que me ha emocionado. Por otra parte, muy importante ese personaje del periodista Chris interpretado por Bale… qué trabajo tan difícil y necesario tienen los reporteros de guerra. Sin ellos, no sabríamos ni la mitad de lo que ocurre aunque, ahora con los filtros que tienen los informativos que responden a intereses, me temo que esta profesión ya está agonizando.

Es una muy buena película, muy dramática, pero que en mi opinión está muy bien narrada. No puedo más que recomendarla.

Y acabo con los versos que me vienen a la cabeza de Miguel Hernández “Tristes guerras si no es el amor la empresa. Tristes. Tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes. Tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes. Tristes”.