"Shotgun Stories" le puso en el mapa y "Take Shelter" le confirmó. Con "Mud" parece que por fin Jeff Nichols ha pasado de la liga de las promesas emergentes a convertirse en una de las voces independientes con más fuerza del panorama actual, ahora que otros como David Gordon Green parecen haber perdido un poco el norte. En esta ocasión Nichols prescinde de Michael Shannon para representar a su protagonista (le delega a un rol secundario no muy jugoso) y aborda un mundo adulto desde la mirada de un par de niños que conocen a un enigmático hombre, Mud, que vive en una isla.

Decir mucho más de la historia sería incurrir en spoilers, pero cabría destacar que en "Mud" encontramos una mirada cándida en lo relativo al descubrimiento y el paso a la madurez de dos chavales bastante reales, que interpretan con gran convicción sus roles (sobre todo Tye Sheridan, uno de los hijos de Brad Pitt en "El árbol de la vida"). El nombre de la portada es, no obstante, el de Matthew McConaughey, actor cada vez más imprescindible y que borda su registro de antihéroe sureño. En "Killer Joe" nos puso los huevos de corbata, en "The Paperboy" no se cortaba un pelo y aquí nos conmueve con su historia imposible. Enorme papel el que lleva a cabo, en una cinta que supura nostalgia, que nos hace recordar a los veranos de la infancia en los que nos íbamos a descubrir cosas nuevas, un poco al estilo del semi clásico ochentero "Cuenta conmigo". Lo único que aleja "Mud" de ser la mejor película de su autor (yo me quedo con "Take Shelter") es un tramo final un poco menos lúcido de lo esperado. Aún así, fue una de las mejores películas del pasado 2012.