Después de "Mystic River" no me esperaba que una cinta de Clint Eastwood me llegase a gustar tantísimo. Pero me equivocaba, tanto que ahora me he auto-impuesto el ver toda la filmografía de este grandísimo actor/director.

Sólo podría definirse Million Dollar Baby con la palabra "emocionante". La sensibilidad que se siente después del giro argumental de la mitad de la película y la impresionante actuación de Swank consiguen no sólo arrancar sonrisas, alguna lágrima y un "no, no lo hagas", sino además enternecer. Y es que esta chica está impresionante, enorme en su papel, llega a dar incluso algo de pena por su situación: su madre está gorda, su hermana es una cabrona con un bebé... su padre era un borracho que las abandonó. Menuda vida de mierda, así es normal que se aferre al boxeo y más cariñosamente a su entrenador, interpretado solventemente por Eastwood.

Lo mejor de la "relación" es que no es la típica de amor-odio, sino un cariño fraternal, que en los últimos minutos del filme te rompen el corazón con el curso de los acontecimientos. Junto con estos dos personajes, tenemos a un tercero perfectamente dibujado y mejor interpretado por el actor afroamericano más carismático de las últimas décadas, un Morgan Freeman en estado de gracia que da una vida sin igual al conserje del gimnasio de Clint.

La fotografía es magnífica, los combates de boxeo son espectaculares y necesarios a partes iguales, la BSO... maravillosa. Todo en "Million Dollar Baby" pasa al recuerdo, se graba en la retina, y quizá sólo peca de ser demasiado "fácil". No la trama, que es perfecta, sino en general ese final se ha visto trescientas mil veces, incluso en España, que suena a topicazo por desgracia. Aún con todo, estamos ante una obra mayor, donde Clint se sale por los cuatro costados y consigue que Swank brille con luz propia. Quien nos iba a decir que aquella "Buffy Cazavampiros" o la tía de "Karate Kid" iba a llegar a actuar de forma tan perfecta. Ver para creer...