Knowing o Señales del Futuro de Alex Proyas toca el tema de la ilusión sensorial, ese fenómeno psicológico de reconocer imágenes o figuras, en este caso en los números, que puede conllevar problemas mentales o tener una mente muy abierta si percibimos estas similitudes. En el filme de Proyas, aparece Nicolas Cage después de haber trabajado con Herzog en el remake de Teniente Corrupto, mismo año en que rodó Knowing. El plato fuerte del film son sin duda los efectos visuales, muy bien elaborados y sobre todo correctos, que nos embutirán en esta trama de corte fantástico y ciencia ficción que fue un éxito en salas estadounidenses. El desarrollo de Knowing aumenta en misterio, según va avanzando, entremezclando diferentes géneros desde el catastrofista hasta el mismo suspense, donde Cage tiene la misión de averiguar tales rarezas mediante su profesión académica. Proyas, firme en sus convicciones, nos ofrece un filme de augurios y conjeturas de posibles hechos futuros, que en gran medida fue muy beneficiosa en taquilla. Lo que cabía esperar de esta cinta, es que fuera otra gran obra del celuloide, pero es de lo más comercial en sus secuencias, con un poco más de batiburrillo podría pasar por una película de Roland Emmerich destinada a visionar el fin del mundo nuevamente. Proyas puede ser un director heteróclito en sus proyectos audiovisuales, pero lo que es seguro es su destacable modo extraño que se sale de lo habitual en filmar largometrajes de diversos géneros para todos los gustos, que conllevan a resultados de películas muy afamadas o bien realizadas y a veces bastantes irregulares, pero este no es el caso de Señales del Futuro.