"True Lies" de James Cameron es una divertidísima y entretenidísima película de acción, aventuras y comedia que parodia muchos de los grandes iconos hollywwodienses, destacando el de James Bond o el de John McClane, con unos espectaculares efectos especiales, una acción que hace bombear adrenalina y, sobre todo, unas locas ganas de hacer reír al espectador de lo más chorra que este tipo de cine pueda ofrecer.

La verdad es que "True Lies" no es una película que pretenda trascender, pues a pesar de sus efectos especiales y su acción, muy innovadores para su momento, no cuenta una historia interesante ni tiene unos personajes célebres (los villanos, sus intenciones y su papel le restan mucho a la película), aunque ciertamente, tampoco lo pretende. La acción es cojonuda, pero a los pocos años que surja otra película con más, esta queda olvidada, aunque sin duda sorprenderá a quien la vea mucho tiempo después.
Y con ello no digo nada malo: estos personajes no son más carismáticos ni menos tópicos que el reparto de "Pulp Fiction" (si acaso son menos personajes), pero James Cameron no nos da la tabarra con ellos, ni pretenden que nos los tomemos en serio, ni es repetitivo con ellos ni nos cuenta sus milongas personales deteniendo el desarrollo de la película. Quentin Tarantino debería aprender de este tipo de cine y dejar de festejar la mediocridad clasicista.

La película posee momentos para ver y no olvidar jamás, destacando el prólogo bondiano de Schwarzenegger, la trampa que le tienden a Jamie Lee Curtis con su posterior baile, la persecución de la moto y el caballo por el hotel con su desternillante final, las torpezas de Schwarzenegger pilotanto un Harrier y la genial frase que culmina la pelea final: "¡Estás despedido!".

"True Lies" glorifica, encumbra homenaje y parodia inteligentemente las fantasmadas con la historia de un hombre que lidia con dos papeles: un súper-espía y un padre de familia. Sin duda, la película más divertida de James Cameron.