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Voto de Havezethario:
7
Aventuras Antigüedad, Helenismo. Alejandro (356-323 a. C.), rey de Macedonia, comenzó a reinar a los veinte años. Se apoderó primero de Grecia y, después de conquistar el inmenso Imperio Persa, siguió avanzando hacia la India. Fue un gran estratega que nunca perdió una batalla, un visionario cuyos sueños, hazañas y destino dejaron huella en la Historia. Cuando murió, a los 33 años, había forjado un imperio sin precedentes en la historia. Los ... [+]
18 de noviembre de 2009
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna vez en la Historia del mundo occidental existió alguna vez algún personaje célebre de hazañas irrepetibles y de un corto ciclo vital idóneo para representarse en una gran producción de "cine kolossal" de presupuesto, medios y duración mastodóntica, sin duda se trata de Alejandro III de Macedonia.

"Alexander" de Oliver Stone es sin duda uno de los proyectos más ambiciosos y más tristemente fallidos que he visto en mi experiencia cinematográfica. Me da muchísima pena que esta película esté tan mal vista por el publico y tuviera una recaudación tan pobre en su país de origen, aunque todo debe decirse: la película en cuestión que nos atañe no está a la altura del personaje ni de su leyenda.

La película de Oliver Stone peca de que, a pesar de la emoción y la pasión de las palabras de Anthony Hopkins, se estanca excesivamente en la narración hablada, y a menudo llega a dar la sensación de estar viendo un documental.
Tal vez eso no debería ser algo negativo: aquí tenemos la educación de Alejandro a manos de Aristóteles, su difícil relación familiar entre sus enemistados progenitores, Filipo y Olimpia, sus relaciones bisexuales con Hefestión y Roxana, su victoria contra el rey Darío III en la batalla de Gaugamela, su posterior viaje a la India y el enfrentamiento contra el rey Poros en la batalla del Hidaspes. Eso... y el controvertido pero sobrecogedor desenlace.

El problema de "Alekandro Magno" no es, ni mucho menos, lo que ha desagrado tanto a la gente, es decir, la muestra explícita de la bisexualidad de Alejandro. El problema está en lo soso de la puesta en escena y el rodaje de los momentos más importantes, que son las batallas de Gaugamela (ésta en especial, pues es la más simbólica para muchos) y la del Hidaspes. El propio Oliver Stone soñó, de niño, que viajaba en el tiempo y grababa estas batallas con un pequeño equipo. Parece que haya hecho precisamente eso: estas batallas son realistas y espectaculares, pero son confusas y desordenadas. No dejan ver el ingenio de uno de los líderes militares más importantes de la Historia.

A ello cabe sumar las fallidas interpretaciones de un Colin Farrel maquillado y con peluca, y una continuidad argumental muy confusa, tropezando entre lo mostrado y lo narrado, que compensa con situaciones que no acaban de comprenderse del todo, destacando cierta escena de arrechera a lo: "¿¡Ahora me abandonáis, miserables...!?"

Y finalmente cabe destacar que, para muchos, el final de esta película será tan absurdo, desconcertante e innecesario como efectivamente fue el auténtico final de Alejandro.

Por lo demás, nos hallamos ante una película larga y rica, detallista, hermosa emocional y visualmente, con una historia y un protagonista muy complejos, entretenida, brillante como documento de época y hecha con auténtica, perceptible y rápidamente contagiable pasión por aquello de lo que trata. Un gran hurra por vestuarios, escenarios, la música de Vangelis y la gran belleza de imagenes.
Havezethario
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