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Voto de La Mente Maestra:
7
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar del Ángel Exterminador es hablar de si no bien la mejor, una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos y es que a parte del elenco que participó, fue dirigida por el gran Luis Buñuel.

Por otro lado, el guión es original, cargado de surrealismo y sátira. Desde el comienzo se puede respirar el misterio, uno ya sabe que lo que va a ver va a ser inexplicable, como aquellas escenas que se repetían, pero no eran idénticas.

Burgueses son invitados a una reunión en una casa, luego de escuchar a una de los invitados tocar el piano, descubren que no pueden salir de la habitación por alguna razón inexplicable. Al pasar el tiempo, estas personas que gozan de la más distinguida educación se convierten en salvajes, perdiendo la razón. Es cierto que el ser humano es sociable por naturaleza, pero el estar encerrado con muchas personas en una habitación sin poder salir y sin saber por qué debe ser jodidamente loco y difícil. Para sobrevivir rompen tuberías y sacrifican corderos que misteriosamente ingresan al lugar, como si fueran un regalo de algo divino. Misteriosamente igual como se quedaron encerrados, salen de la casa, gracias a Leticia 'La Valkiria' (Silvia Pinal) que se da cuenta que estan en la misma posición de aquella vez, de aquel momento que pasó todo. El final no decepciona, rompiendo el cráneo del espectador, en aquella escena de la iglesia y el mismo puto problema de nuevo.

Luis Buñuel en su libro El Ultimo Suspiro confesó: "A veces he lamentado haber rodado en México El ángel exterminador. Lo imaginaba más bien en París o en Landres, con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario y los accesorios. En México, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó"
La Mente Maestra
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