Obra maestra con letras mayúsculas. Michael Crichton, basado en la novela homónima escrita por él mismo, nos deleita con uno de las mejores películas de ciencia ficción jamás creadas y sobretodo demuestra que no se necesita de gran tecnología ni efectos visuales ni sonoros para hacer una película de este tipo.

Sin lugar a duda es una crítica al ser humano como creador, que desafía la naturaleza y desea crear vida, de alguna u otra manera. Somos partícipes de unas aparentes vacaciones en un centro de diversiones que simula tres etapas de la historia: El viejo oeste, la Roma pagana y el Medioevo. ¿A quién no le gustaría vivir una experiencia inolvidable? ¿A quién no le gustaría vivir en carne propia cosas que hemos visto en televisión, cine o hemos leído en libros? Parece una idea maravillosa e imposible de rechazar, ¿pero qué tal si todo se sale del control?, ¿qué tal si estos robots empiezan a pensar y seguir sus instintos? ¿Las vacaciones se volverían un infierno? ¿Te lamentarías o lucharías por tu vida?

El guión fue impecable y original. La fotografía y los escenarios estuvieron muy decentes. En cuanto al elenco, todos actuaron muy bien, en especial Yul Brynner (Gunslinger), un verdadero villano que temer.