Los años 50 y 60 nos habían regalado la mejor Serie B con respecto a ciencia ficción que tenga que ver con vida alienígena y viajes espaciales, películas como Forbidden Planet, Invasion of the Body Snatchers o Barbarella serán imposibles de olvidar. En los años 70, George Lucas aprovecha los millones de la productora 20th Century Fox y dirige una saga espacial inmejorable, llevando las películas del género a otro nivel, impresionando al espectador con los efectos visuales, sonoros y un vestuario digno de destacar.

Lo extraño de esta saga es que no empieza con la primera entrega, si no, con la cuarta. La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza es una película que tiene como fin introducirnos a los personajes, el bando bueno, que vienen a ser los rebeldes: Luke (Mark Hamill), el mercenario Han Solo (Harrison Ford), Princess Leia (Carrie Fisher), Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness), Chewbacca (Peter Mayhew) y los simpáticos androides llamados C-3PO (Anthony Daniels) y R2-D2; por otra parte, también nos presenta al bando del mal, el imperio, conformado por Darth Vader (David Prowse) y sus secuaces.

Princess Leia, líder del movimiento rebelde, en su viaje a Aldebarán es capturada por el imperio, comandado por Darth Vader. Luke luego de buscar a sus androides C-3PO y R2-D2 conoce al maestro de su padre, Obi-Wan Kenobi. Al ver que su tíos son asesinados por el imperio, decide tomar venganza y unirse a Obi-Wan Kenobi. Para llegar al fondo del asunto, contratan a un mercenario llamado Han Solo que es acompañado por su fiel amigo Chewbacca. Sin querer estos desconocidos se unen para rescatar a Princess Leia y vencer al imperio.