Hacía más de veinte años que no veía esta película, quizá solo la vi una vez, pero es increíble cómo se quedan las primeras visiones cinematográficas en nuestros recuerdos. No recordaba que George McFly no salía en esta película. El actor no quiso salir y escogieron a un doble, que siempre salía de espaldas, salvo al principio de la película, que es el final de la primera saga.

Luego, ahora que ya hemos pasado el año 2015, vemos las buenas ocurrencias que tuvieron los guionistas para imaginar el futuro. Esa tienda de productos vintage de los 80 está muy bien traída, así como los monopatines voladores o el tiburón 19 en 3D. No ha envejecido nada mal la película, salvo por los ropajes que llevan los sujetos que, obviamente, no son los mismos. Pero sí las multipantallas, videollamadas o lo que es un germen de lo que sería Facebook.

Recordaba como algo terrorífico todo el momento en la casa de Biff Tannen (el mejor actor de toda la saga). Imposible no odiar más a ese personaje. Las paradojas temporales también eran recordadas por mí, así como la novia de Marti durmiendo. Un recurso bastante incomprensible, que contraten a una actriz para que apenas intervenga.

Por otra parte, se introduce aquí lo de llamar “gallina” a Marti (no aparece en la 1ª parte).