Descubrimiento magnánimo. El cine español tiene obras insignes, que lo hacen estar en un escalón adelantado en la retina de todos y cada uno de nosotros. Películas con la firma de ilustres literatos, como Fernán Gómez. El cine dentro del cine es complejo, así como esta apología por la dura vida de las compañías de comedias de aquellos duros años de “hambre y cebolla, hielo negro y escarcha”.

A pesar de ser un drama, tiene momentos de risas, como hacía tiempo que no tenía, con la aparición de Gabino Diego, pero contrastada con la brutal pose de Pepe Sacristán y Fernán Gómez.
Hay erotismo, encabezado por Nuria Gallardo, que está de dulce, para derretirse como “Miss Camiseta Mojada”. No habría hecho falta ser tan explícito para llegar a contar lo mismo. Una pena la licencia de “destape” que empobreció la calidad de los films a beneficio del goce viril masculino.

Una especie de “Diario de Noa”, pero con el sello castizo, los flashbacks genialmente insertados y un Juan Diego, en el papel más victorioso y culto de la película, que suelta citas literarias por doquier, y acaba regentando una librería en el Madrid castizo.

Como pega, la música que hay de fondo, ese saxo no es acorde al ambiente de pueblo. A veces, el silencio o el sonido real de las golondrinas o verdajos, es la mejor banda sonora.