Que con el reparto que tiene el filme (sólo salvo a Udo Kier, que se mete en todas estas basuras pero siempre sale ileso de las mismas) y con los credenciales tanto del director como el guionista, poco cabía esperar del filme.

Lo gracioso es que lo plantearon como una de vampiros cuando el supuesto toque del filme es un humor negro, del cuál no sólo carece (las pocas coñas son todas fallidas) sino que además no consigue hacer gala, pues los diálogos son pésimos, los personajes no tienen ningún tipo de gracia (dios mío, Rod Steiger de un Van Helsing espantoso) y unos personajes en el que en el lado de los vampiros, nadie se diferencia de nadie y en el lado humano están caricaturizados para la risa fácil (los ayudantes de Helsing).

La película tiene un ritmo caótico y aunque hay una escena en una discoteca (pésimamente filmada) que si que muestra hasta que punto el proyecto podría haber ido, en cuanto a sangre, sexo y violencia. El resto es más común y encima se nos cuadra una historia de amor bastante detestable.

Aunque yo me quedo viendo al genial late night show Craig Ferguson haciendo de un vampiro pasado de vueltas.

Un filme para salir del paso y intentar unirse a la fiebre vampírica de los noventa. Pero es un desastre, ni siquiera vale como uno de esos filmes tan malos que gustan o una película sin pies ni cabeza rollo El Beso del Vampiro.

Aquí...todo un absoluto desastre.