Es una película que tiene una alta cantidad de cosas buenas compaginadas con bastante cosas malas, lo cuál hace que el filme sea decentón pero no sea nada del otro jueves (y desde luego nada que merezca tener un remake y una secuela).

Dentro de lo bueno tenemos a Rutger Hauer en su salsa, una pasada de actor. Ciertas escenas y la idea en general están bien pensadas (bien es cierto que la moralidad o el objetivo del psicópata no queda absolutamente nada claro). Como han mencionado, uno lo pasa mal viendo a Howell tratando de salir adelante sin poder hacerlo. Jennifer Jason Leigh también está acertada en su rol.

Lo malo es desde luego que Thomas Howell a veces se pasa con los gestos faciales, hay ciertos diálogos que suenan oníricos y oscuros pero se quedan en un gran WTF (lo del bar donde Howell coge el autobús) y desde luego que la película es INVEROSÍMIL de cojones. No es que esto importe mucho pero vamos que no se la cree ni el tato.

Eso si es un filme que tiene UNA MUERTE INESPERADA Y ALGO TRUCULENTA (EN CUÁNTO A LA IDEA) y UN INICIO QUE VA DIRECTO A LA YUGULAR.

Y son estas cosas (más ochenteras por desgracia que algo de hoy día) que consigue que recuerde el filme con buena gana.

Decente. Para la calidad media del slasher o la road movies de asesinos, esta está al nivel necesario.