Tal como ha sucedido en The score, esta película, por no tener actores comerciales ni de moda, no ha tenido el resultado de taquilla que merecía (apenas algo más de 70 millones). Pero es una película notable en muchos sentidos.

Las actuaciones son muy sólidas y creíbles, la sensación de claustrofobia en el piso 20 se hace notar y es muy interesante la idea de tener que negociar contra un experto negociador, que sabe de antemano las tácticas que intentarán aplicar para persuadirlo. La banda sonora es excelente, desde la presentación hasta la de las escenas de acción.

Y es preciso, con relación a la acción, destacar que esta película no cae en la vía fácil de los tiros, explosiones y bombas por todos lados. Hay escenas de acción que llegan el momento justo, tienen coherencia con el desarrollo de la narración y no duran más de lo que deben durar.

Tal vez le falto algo de originalidad en cuanto a la situación de Samuel Jackson. Por ejemplo, añadiendo un ingrediente que haga incluso dudar de la inocencia de su personaje.

Muy interesante la idea con que Kevin Spacey resuelve la situación para incriminar al villano, aunque se de en un contexto algo convencional debido a la típica trampa que aparece (ver spoiler). Sin embargo, no es el tipo de películas que dependan de una gran descenlance como broche de oro. Lo que importa aquí es el desarrollo y eso está muy bien logrado.