Comprendo hasta en el más mínimo detalle las dudas que algunos espectadores tienen con esta película. Esta tan henchida de cultura americana que aquel que se sienta ajeno a todo aquello se sentirá perdido y disocialmente abstraído del fresco que durante dos horas y media dibuja Scorsese, una mirada a la guerra entre las primeras bandas de Estados Unidos. Gangs of New York es una película americana que crece a partir de sus propios mecanismos y su naturaleza y que en una época de internalización y globalización se pierde entre un bosque demasiado frondoso. El origen de Nueva York, sus desmesurada violencia, su poética vanidad, su ambicion desmedida, su racismo ilógico, su capacidad para crecer en medio del caos, su innegable patriotismo, su defensa de la "nación". La virginalidad política y social en mitad de un río de sangre, pólvora y poder. La primera piedra de un vasto imperio, originado a a través del machete y la pistola, la ambición y la religión. Esta sería la primera interpretación de Dicaprio con Scorsese, y a pesar de que todavía le faltaba por crecer, su papel es bastante aceptable. Se come la pantalla y al propio Dicaprio, eso si, un genial y desmedido Daniel Day-Lewis, y Cameron Díaz resulta la perdedora de este trío de canallas y perdedores en una ciudad de perdedores y vencidos. En una tierra aún por dibujar, una semilla recién plantada en medio de una vasta tierra, donde el fresco imaginario de Scorsese nos hace reconciliarnos con lo más triste del ser humano, su propia condición. Y nos muestra el comienzo de esa ciudad de rascacielos, abogados, brookers y perritos calientes, llamada Nueva York. Y de ese lugar llamado América.
Scorsese apegado a su tierra y a su condición, parece hacer la película según el dictado bajo el que funciona su propio país, magnífica en sus aciertos y ridícula en sus errores. Y aunque resulte imperfecta a lo largo de toda su película, como decía una crítica de esta película: me quedo antes con las imperfecciones de Gangs of New York que con la perfección académica de El Aviador. Al menos la primera tiene vida y el fresco se nota pintado a mano.