Si de verdad quería ser trasgresora, implicando a una familia (aunque fuese falsa) como torpes contrabandistas internacionales, no solo no llega a medio camino sino que se queda en el comienzo resultando ser una comedia familar (de las de verdad) en la que el viaje produce un profundo cambio en sus comportamientos y cada uno se da cuenta de lo mucho que aprecia a los demás sin apenas imaginarlo.

"Somos los Miller" es en el fondo una comedia familiar al uso, una road movie que tiene todos las clásicas secuencias de acción, comedia ligera y drama, todo aderezado con un desarrollo apropiado y un desenlace acorde con sus buenas intenciones en el que los cabos sueltos se unen para demostrar que nadie es tan malo como lo pintan.

Esa rebeldía que uno se imagina al leer la sinopsis no existe por ningún lado. El realizador tiene bastante prisa por empezar la trama y lo hace de manera algo torpe, no presenta a los personajes al comienzo y ellos se juntan por sí solo como por arte de magia. Pronto también llega el núcleo de la película y todos los dilemas de un largo viaje por carretera, pero no es divertido, solo entretenido. Ni siquiera los malvados de turno, excesivamente caricaturizados y muy faltos de peso en la trama (solo hay que ver las tomas falsas al finalizar la película) consiguen dar el contrapunto necesario.

Nombres muy conocidos como Aniston, Sudeikis o Helms que no parecen sentirse muy cómodos (quizás Aniston un poco), son el gran reclamo de una película mucho menos gamberra de lo que pretendía, que tras su máscara de rebeldía esconde buenas intenciones.