A pesar de que hasta ahora la productora Laika no ha llegado aún al nivel del que presumen las ya famosas Disney-Pixar o Ilumination, lo cierto es que tiene una colección de títulos estimulantes e interesantes, con un gran diseño y mucha personalidad. Con “Kubo y las dos cuerdas mágicas” da un enorme paso adelante continuando su línea de trabajo habitual y creando un producto que atesora mucho contenido dentro mientras luce con extrema facilidad por fuera.

“Kubo y las dos cuerdas mágicas” es una de esas películas de animación actuales, de las que entretienen a adultos y a jóvenes a partes iguales. Quizás los más pequeños se vean entusiasmados por el colorido y la acción de la película, pero es posible también que no le saquen todo el jugo que contiene porque no es el público objetivo de la película. Visualmente no tienen nada que envidiar a otras películas de mayor presupuesto y de infinitas campañas publicitarias. Su punto fuerte es precisamente ese, su potente y profundo contenido que va mucho más allá de lo superficial. Una historia con personalidad ambientada en una época que rezuma magia, con todas esas ancestrales tradiciones en el Japón feudal, cuyas misteriosas leyendas traspasan la pantalla. Un lugar que se llena de magia para atrapar al espectador. Hay muchos valores en el argumento que se ven concentrados no sólo en la figura del valiente Kubo, sino en algunos de los personajes secundarios: la fuerza de voluntad, el tesón, el coraje, el instinto, la confianza…todos ellos son introducidos sabiamente en la historia para que vayan apareciendo poco a poco y despierten en el momento justo. Todos ellos convierten al joven protagonista una persona capaz de cualquier cosa para alcanzar su deseo. El círculo se cierra con un poético final, con moraleja incluida, que será muy apreciado por cómo se ha desarrollado una historia compleja y bien diseñada.

Ya desde el comienzo con esa secuencia de figuras de origami actuando en la plaza, la declaración de intenciones parece cobrar vida con toda esa fuerza, color y vitalidad. El contrapunto malvado en las figuras de dos hermanas bastante siniestras le da impulso a la película hacia la mitad del metraje, momento en el que estos títulos suelen bajar el ritmo. Una épica historia llena de aventuras que deja claro que el argumento sabe aunar las emociones junto con las tradiciones japonesas para absoluto disfrute del espectador.