Segunda entrega de la saga de figuras Hasbro, muy diferente de la primera, pero que continúa con las grandes dosis de acción que daba la original. Multitud de personajes de uno y otro bando, luchando a muerte con coreografías estudiadas hasta la extenuación para el disfrute de todos los seguidores de la franquicia.

Sin embargo, la película se centra en las batallas cuerpo a cuerpo y se olvida casi prácticamente de los personajes, que no solo no están desarrollados, sino que a veces están absolutamente olvidados, clave para que una película tenga una base. Con este panorama, lo mejor es no tener mucho en cuenta este aspecto, coger un buen cubo de palomitas y entretenerse con los duales personajes.

Tal y como les pasa a los X-Men, el cuerpo de élite de los G.I.Joe tiene al enemigo en casa. No es que la organización Cobra haya dejado de estar operativa, sino que el gobierno quiere dejarles a un lado. Poco argumento para un pobre guión que se conforma con un número mínimo de líneas de texto para dejar paso a unos dignos efectos digitales, y a la postproducción 3D. El resto es pura coincidencia.