Parece ser que a muchos críticos les cuesta captar el mensaje, divisar la esencia, localizar la tesis, comprender la moraleja de una buena película. Debe ser que sus padres no les contasen suficientes cuentitos en la infancia. O quizás, los hallan olvidado, subestimando el valor de esos importantísimos momentos de familia.

Desde luego es sobrenatural el impacto que están teniendo las nuevas tecnologías en el cine. El cine español no está exento de ello, y esta película es un buen ejemplo. Cualquiera con algo de conocimiento en efectos digitales podría crear cosas impactantes que parecerían casi reales desde su propio PC. Sin embargo, crear una trama de tanta calidad, con unas interpretaciones tan exquisitas y un desenlace tan brutal sólo está en las manos (o en la mente) de unos pocos cineastas ingeniosos, como en este caso.

Me gusta el giro que está tomando el cine español en los últimos tiempos. Esta película es buen reflejo de que podemos crear buen cine sin emular excesivamente a Hollywood, y siempre con un carácter muy personal y realista aunque a veces poco original.