Basado en una de las más populares sagas del violentísimo y cachondísimo czarniano, este corto lleno de buenas intenciones y algún que otro acierto, es un claro ejemplo de exceso de ambición, pues trasladar a la pantalla la potencia visual que Simon Bisley le imprime al comic es poco menos que imposible sin algo más de presupuesto y experiencia (el talento lo dejo en incognita por ser un trabajo de aficcionados).

Hay que reconocer que tiene ciertas virtudes, como el maquillaje en general, aunque el de Lobo deja algo que desear, y un trabajo de cámara decente para los medios de que dispone.

Por otra parte, la imposibilidad de reproducir fielmente su estética, el contar con actores no profesionales (definitivamente el protagonista no ha sabido interpretar la personalidad de lobo que es bastante más cachonda e histriónica) y la falta de ritmo en los dialogos y por culpa de un nefasto montaje (sobre todo en la escena final que abarca la segunda mitad del corto), lastran excesivamente el loable intento de trasladar un comic mítico a la pantalla.

Lo que sí se aprecia es una profunda admiración de los autores por la obra original. Y elegir Davidian de Machine Head como tema musical introductorio es un acierto total.