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Voto de antonalva:
8
Drama. Romance En los años 50, la joven irlandesa Eilis Lacey decide abandonar Irlanda y viajar a los Estados Unidos, concretamente a Nueva York, donde conoce a Tony, un chico italiano con el que comienza a salir y del que se enamora. Pero, un día, a Eilis le llegan noticias de una triste noticia familiar y tendrá que decidir entre quedarse en su nuevo país o volver a su tierra natal. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2016
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emigrar. Abandonar tu propio país para establecerte en otro extranjero en busca de mejores medios de vida. Todas las naciones que hemos sido exportadoras masivas de emigrantes sabemos lo duro que puede ser irte – completamente solo – de tu hogar para fijar la residencia en otro lugar con el objeto de tener trabajo u oportunidades o la posibilidad de mejorar tu educación y abrirte puertas vedadas. Lo terrible es que en casa no hay nada que te retenga, salvo quizás el cariño de unos seres queridos que no sabemos si volveremos a ver o cuándo y el hábito y acogimiento de lo reconocible. ¡Y qué duro abrirse camino en soledad, sin otro apoyo que la presencia fugaz de algún alma compasiva o caritativa que te devuelva algo de lo que dejaste atrás o perdiste…!

Tan sencilla premisa es el motor de este melodrama de factura clásica e indisimulado tono sentimental pero lleno de discretos aciertos y sutil empaque. Recupera el placer de asistir a una narración simple pero repleta de personajes encantadores, angustiados, que luchan por apenas subsistir y mejorar, que se enfrentan a la devastación emocional de estar lejos de sus seres queridos y con la incertidumbre de si volverán a encontrarse. Porque la travesía en barco es larga, procelosa y llena de ignotas trampas… Lo previsible de la trama no le resta mérito a la cinta, que no engaña nunca y que no pretende travestirse de estudio sociológico. Nos encontramos ante el relato convencional de una persona cotidiana, sin nada de brillo ni alharacas, mediocre y gris, con el único afán de obtener su lugarcito en el mundo y sobrevivir con un mínimo de dignidad y decoro.

Con un tono melancólico, sereno, mesurado e íntimo alcanza el corazón del espectador como sin proponérselo. A ello contribuye la magnética presencia de Saoirse Ronan que dota de alma y cuerpo a su anodino personaje, sin más virtud que su obcecada tenacidad y su morriña desaforada. Además refleja a la perfección lo que es el proceso de enamorarse, sus atormentadas etapas de incertidumbre, esperanza, ilusión y embeleso, el lento calado de los corazones que se transforman y nos devuelven las ganas de vivir y compartir la vida con alguien especial. Y también es un acierto la duda entre las dos orillas del Atlántico. ¿Regresar o quedarse para siempre?

En apariencia elemental y sin dobleces, pero llena de duende y encanto.
antonalva
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