No puede dejarte indiferente... salvo que seas de madera y te llames banqueta...
Es increíble como un pueblo tan pequeño puede concentrar toda la maldad, perversión, crudeza y complicidad en el mal que encontramos aquí concentrado cual pastilla de caldo de la que salga sopa para 8.000 almas. Ni siquiera los niños se presentan ante nosotros como seres inocentes libres de culpa. Escalofriante que sea poco más que un pequeño extracto de lo que probablemente se reproduzca hoy en cada barrio, pueblo o ciudad. Gérmen de personalidades y modos de vida que años después pueden explicar por qué fueron posibles ciertas cosas en la sociedad alemana de la época. Retrato sorprendente, por desconocido, de la Alemania "profunda" tan alejada de su conocida modernidad, adelanto industrial y capacidad para la adaptación y el resurgimiento. Foco de iras, venganzas, traiciones, torcimientos mentales y demás barbaridades que, lejos de tratar de ser denunciadas, se fomentan desde la imitación o desde la huida para no querer seguir sabiendo, viendo, mirando....
Blanco y negro, elegante, sugiere y no muestra lo que ya perfectamente imaginamos desagradable, algo que agradecer profundamente dada la naturaleza de las acciones y sus protagonistas.
No quiere escandalizar la vista sino, mostrar el alma. Negra alma, negro rencor, negro pasado que es imposible que no afecte al más pintado, por muy banqueta de madera que diga ser...