Mira que no soy demasiado fan de las sitcom en general, y creo que las risas enlatadas siempre son innecesarias.

Pero me gusta mucho de esta serie el humor absurdo para hacer reír a los más pequeños, así como momentos o chistes que creo que sólo podrían captar adolescentes o adultos, de modo que al final tienes un conjunto que se adapta más o menos a todos, y encima tiene moralejas muy buenas, incluso con algunos capítulos que al final del todo te dejan pensando.

Si no le doy un 10 o un 9 es porque creo que barren demasiado para la familia de sangre, cuando si bien debe de ser una bendición que te críe gente que te quiere en la vida real ese mito de que la familia en la que naces es lo máximo a veces se cae bastante, y ya en aquella época en Los Simpson se insinuaba muy a menudo que no todo valía si te alimentaban, sentirte arropado y escuchado emocionalmente también es importante.

De todas formas sigue siendo una serie muy, muy agradable de ver, con un espíritu muy amable y tiene mérito que se conserve bastante bien teniendo casi 30 años. La recomiendo.