Triste y determinante, asumo que jamás Ian Curtis encontró la paz en su alma, nunca llegó a estar faliz ni satisfecho consigo mismo y tenía una enfermedad muy dificil de sobrellevar para la época, el tipo de vida que llevaba no fue el más apropiado dado su estado de salud, además si a eso le sumamos el dilema de amar a dos mujeres, y no poder decidir por una, estaba en medio del infierno, no se si en realidad fue tan tranquilo como lo presenta el film, el cual no le atribuye ninguna clase de excesos. Es un claro ejemplo de una vida que jamás encontró el rumbo, añado y rescato el sensacional y exitante paseo músical al punk ingles que acompaña a esta obra. Un punto sobresaliente es que ya se que significa Joy Division.