La película va, sobre todo, de las contradicciones y la angustia de Unamuno, en Salamanca, durante el comienzo de la guerra civil; y del estupor, el miedo y la desolación del intelectual al comprobar que la fuerza que él apoyó para imponer el orden, se desborda en un totalitarismo tan injusto y cruel como el que achacaba a aquellos a los que combaten. Y lo hace con eficacia y bastante respeto a los hechos históricos, salvo alguna anécdota inexacta, alguna omisión y una especulación que es motivo de debate entre historiadores: la supuesta decisión de Franco de alargar la guerra.
Lo peor, a mi juicio, es la ambientación, demasiado relamida, a veces casi de decorado teatral, que no encaja con una ciudad en guerra de la época. Y puede que también falten algunas pinceladas que pongan lo que se nos cuenta en el contexto de una España convulsa, atrasada, con grandes diferencias sociales, caldo de cultivo para los exremismos totalitarios de uno y otro signo que ya se propagaban por una Europa a un paso de la segunda guerra mundial.
Dicho eso, la película me ha resultado suficientemente veraz, interesante, amena, emocionante, y con un Unamuno muy creíble. Recomendable.