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Voto de Vertex:
8
7,2
2.629
Western
En 1868, trescientos indios cheyennes expulsados de sus tierras vivían miserablemente en una árida reserva de Oklahoma. Tras esperar en vano una solución de las autoridades de Washington, sus jefes decidieron emprender un largo viaje hasta sus praderas natales. Pero la huida fue descubierta y la caballería salió en su persecución. En el primer combate murieron el comandante Braden y ocho de sus hombres. Cuando se supo la noticia, ... [+]
18 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Ford (supongo que el guionista aquí también tuvo algo que ver) es muy completa como relato, a pesar de las limitaciones de retratar un acervo histórico tan extenso en a penas un par de horas. Acertadamente descansa el peso argumental sobre el gran engaño del "Hombre Blanco" hacia los Cheyennes, símbolo en este caso de todas las tribus nativas, pues a pesar de sus diferencias y peculiaridades hay muchas cosas que se repiten una y otra vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como los apartan de sus fértiles tierras ancestrales a una árida y lejana reserva sin alma ni significado ni demasiadas posibilidades para la supervivencia y como, en consecuencia, merma su población hasta límites que sobrepasan el dolor de la pérdida. Con que cinismo aprovechan el hecho de que para los Cheyennes "la palabra" es sagrada y siempre la van a cumplir, jugando a su antojo con la confianza que les otorga que cualquier mentira que prometan será tomada en valor por ellos, lo cual les regala un poder enorme a un precio bajísimo. Hasta que la confianza supera el punto en que prefieren morir intentando recuperar sus vidas que seguir (muriendo también) escuchando mentiras.
La película trata de realzar el drama real de la matanza indiscriminada de búfalos, cuando llegan en la época de nieves bajo una hambruna acuciante, y se encuentran con que centenares de animales, quizás miles, han sido asesinados solo para aprovechar su piel. Se conoce incluso como en la realidad llegaron a sobrepasar este punto, matándolos incluso por puro ″placer″, sin ni siquiera recoger sus pieles y dejando miles de cadáveres esparcidos a su paso.
También aparece la cara más simpática de la cooptación occidental: la escuela. A pesar de la buena voluntad que pueda haber en ella, no deja de ser un frente más para la disolución de la esencia india. Con el tiempo, algunas tribus llegaron a tratar de aprovecharla en el sentido contrario, enviando a algunos de sus miembros a estudiar derecho para tratar de defenderse con los medios de sus asesinos. No aparece sin embargo el alcohol como medio de desintegración social, que realizó un gran trabajo, tal vez porque en esta historia concreta no tuvo tanta importancia. Lo desconozco.
El hecho de que se manipulen hasta el delirio las noticias en la retaguardia y que casi todas las personas que viven de cerca la realidad india se solidaricen con su causa, demuestra hasta que punto los valores de la civilización en el Nuevo Mundo están reñidos con la vida. No se trata ya del bien y del mal, de una cuestión simplemente moral, sino de dos mundos opuestos donde el último en llegar requiere para su ascenso de la aniquilación del otro. Por eso no hay otra manera de subvenir la causa Cheyenne, una vez se la ha entendido, que renunciando a la escala de valores que rige la vida del "Hombre Blanco". Eso está magistralmente retratado en la maestra de escuela, que ha de renunciar a impartir las clases que tanto ama para emprender el viaje con los indios; en el Capitán encarnado por Widmark, que ha de renunciar a las órdenes en pro de lo que cree más justo; o en el lado opuesto (el otro capitán), que obsesionado en no volver a desobedecer una orden llega hasta al extremo de provocar una matanza; y finalmente, el Ministro del Interior, que ha de renunciar a su cargo pues muchos andan esperando a que de un "paso en falso".
Repecto al final, desconozco hasta que punto es fiel a la historia real que narra el film. Me parece esperanzador en cuanto que simboliza, de alguna manera, que si se cree en algo justo y se lucha por ello o, incluso, si se renuncia a las creencias personales rindiéndose ante la evidencia, en ocasiones se puede lograr aquello que se persigue.
Ahora bien, la historia india no es una historia con final feliz. En su último episodio los indios no vuelven a casa y empiezan de nuevo con esperanza y alegría; son asesinados sin piedad hasta el final, hasta que su esencia desaparece y solo tienen valor dentro de la lógica capitalista: como atracción, como folclore, como exotismo, como fascinación inofensiva. Desde ese punto de vista y en honor a la verdad, como metáfora cinematográfica si se quiere, lo justo habría sido matarlos a todos.
La película trata de realzar el drama real de la matanza indiscriminada de búfalos, cuando llegan en la época de nieves bajo una hambruna acuciante, y se encuentran con que centenares de animales, quizás miles, han sido asesinados solo para aprovechar su piel. Se conoce incluso como en la realidad llegaron a sobrepasar este punto, matándolos incluso por puro ″placer″, sin ni siquiera recoger sus pieles y dejando miles de cadáveres esparcidos a su paso.
También aparece la cara más simpática de la cooptación occidental: la escuela. A pesar de la buena voluntad que pueda haber en ella, no deja de ser un frente más para la disolución de la esencia india. Con el tiempo, algunas tribus llegaron a tratar de aprovecharla en el sentido contrario, enviando a algunos de sus miembros a estudiar derecho para tratar de defenderse con los medios de sus asesinos. No aparece sin embargo el alcohol como medio de desintegración social, que realizó un gran trabajo, tal vez porque en esta historia concreta no tuvo tanta importancia. Lo desconozco.
El hecho de que se manipulen hasta el delirio las noticias en la retaguardia y que casi todas las personas que viven de cerca la realidad india se solidaricen con su causa, demuestra hasta que punto los valores de la civilización en el Nuevo Mundo están reñidos con la vida. No se trata ya del bien y del mal, de una cuestión simplemente moral, sino de dos mundos opuestos donde el último en llegar requiere para su ascenso de la aniquilación del otro. Por eso no hay otra manera de subvenir la causa Cheyenne, una vez se la ha entendido, que renunciando a la escala de valores que rige la vida del "Hombre Blanco". Eso está magistralmente retratado en la maestra de escuela, que ha de renunciar a impartir las clases que tanto ama para emprender el viaje con los indios; en el Capitán encarnado por Widmark, que ha de renunciar a las órdenes en pro de lo que cree más justo; o en el lado opuesto (el otro capitán), que obsesionado en no volver a desobedecer una orden llega hasta al extremo de provocar una matanza; y finalmente, el Ministro del Interior, que ha de renunciar a su cargo pues muchos andan esperando a que de un "paso en falso".
Repecto al final, desconozco hasta que punto es fiel a la historia real que narra el film. Me parece esperanzador en cuanto que simboliza, de alguna manera, que si se cree en algo justo y se lucha por ello o, incluso, si se renuncia a las creencias personales rindiéndose ante la evidencia, en ocasiones se puede lograr aquello que se persigue.
Ahora bien, la historia india no es una historia con final feliz. En su último episodio los indios no vuelven a casa y empiezan de nuevo con esperanza y alegría; son asesinados sin piedad hasta el final, hasta que su esencia desaparece y solo tienen valor dentro de la lógica capitalista: como atracción, como folclore, como exotismo, como fascinación inofensiva. Desde ese punto de vista y en honor a la verdad, como metáfora cinematográfica si se quiere, lo justo habría sido matarlos a todos.