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Voto de Joc Friend:
7
Serie de TV. Thriller Serie de TV (2016-2018). 2 temporadas. 20 episodios. Driss, un joven futbolista de origen africano es encontrado muerto en un río de un pueblecito de los bosques de Valonia. Un analisis superficial parece indicar que se trata de un suicidio. Yoann Peeters, un policía recién trasladado de Bruselas, observa indicios que le hacen pensar que se trata de un asesinato. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas de las críticas que se pueden hacer sobre el cine tienen que ver con el guión o con el tratamiento que se le dio a la narración de tal o cual película, serie o documental. Es así como la principal manera de argumentar que el final de Game of Thrones resultó en una bazofia (diría Homero) es porque los guionistas se decidieron por un desenlace irrisorio, intentando forzar lo inesperado y así retener el núcleo de suspenso que hizo tan famosa a la serie.

Más allá de compartir la apreciación sobre tan catastrófico fin, me pregunto si vamos a analizar solamente una obra cinematográfica por su giro y su desenlace o, como también se hace, criticaremos lo que no tenga que ver con la narración aparte de la elección del fondo musical o del tratamiento de imagen, como si mientras viésemos un film pudiésemos separar entre lo que se muestra (y lo que no), lo que se cuenta, lo que se oye, el desempeño de los actores, etc. En realidad, en una película, todas esas cosas actúan al mismo tiempo, creando un producto que debería ser analizado en su complejidad, más allá de que el desmenuzamiento pueda seguir existiendo.

El ejemplo es claro en esta ocasión: la serie La Trêve (2016-2018). Escondida en lo más profundo del buscador de Netflix, esta producción belga nos invita a recorrer los parajes de Las Ardenas en el sur de ese país, donde ocurre un misterioso asesinato que un particular policía debe resolver.

Basta con esa simple descripción de la trama para notar que ésta no será una serie que renueve el cúmulo de producciones que pululan en Netflix o, por ir más allá, en internet. Basta tomar un poquito de True Detective, otro poco de Mindhunter y listo, tenemos nuestra nueva serie, con nuevos personajes y un trasfondo distinto.

Eso, claramente, sería quedarse con la narración. Pero si hay algo que La Trêve viene a renovar, son las imágenes. ¿Cuántos de nosotros conoce realmente el sur de Bélgica? ¿Cuánto conocemos del estilo de vida que ahí se lleva? El verdor que muestran las vistas panorámicas, sumado a las pinceladas que nos deja la serie con respecto a los particulares estilos de vida de la región son parte de la enriquecedora experiencia de decidirse por seguir las aventuras de un detective alopécico y adicto a las pastillas.

Con esto no quiero decir, obviamente, que una serie debe sólo evaluarse por el tratamiento de la imagen. Muy por el contrario, sigo sosteniendo que el formato debe privilegiar la narración como una de sus formas centrales, pero sin descuidar lo otro. Es decir, ser una obra integral. Ser creíble y mostrarnos lo increíble. Que podamos ver a través de los ojos de sus personajes, pero también poder ser ajeno a ellos.

La Trêve, si bien trata de un lugar ajeno a la mayoría del público latinoamericano, sí logra que nos sintamos allí, corriendo entre el follaje verde, encontrándonos con una casa rodante en medio de un bosque o viéndonos amenazados por la construcción de una represa que acabaría con un campo lleno de animales de granja. He ahí lo importante de esta serie. No porque eso se haya logrado de manera casual, sino porque, justamente, en el nacimiento de la serie está la inquietud de mostrar la Bélgica profunda al mundo. ¡Touché!

Además, la trama no aburre, mantiene la tensión en quienes sigan toda la primera temporada (mejor que la segunda, por cierto), aunque a veces pasa rozando lo poco verosímil. Lograría captar nuestra atención incluso prescindiendo de un contexto novedoso, aunque no pasaría más allá de una serie correcta y entretenida.

En resumen, escarbar en Netflix ayuda para encontrar este tipo de series. Ver un fondo distinto apremia, cuando estamos acostumbrados a que la bandera de barritas y estrellas sea lo más común entre las imágenes de la oferta de entretención. Seguir las desventuras de un singular detective Peeters, de su particular hija y de los excéntricos personajes del pueblo de Heiderfeld parece más una lucha contra la repetición del espacio común gringo que el enfrentamiento por desempolvar al verdadero asesino de un africano que participa de la liga local. Al menos, así me lo tomé yo.

Una última cosa: véanla en francés. Verla en español es como presenciar el descuartizamiento en vivo de una persona. Da asco. Los subtítulos serán sus mejores aliados.
Joc Friend
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