Me quedo con el Allen de los 80-90. Sus películas no son una mera excusa para lanzar una retahíla de chistes (algunos muy buenos, otros no tanto) y sus guiones están más elaborados. Esta película, al igual que Todo lo que quiso saber... está coja en muchas de sus partes. Sobretodo cuando Allen se pone plomazo y empieza a divagar sobre metafísica, coincidiendo estas partes con las peores interpretaciones de sus actores, que parece que estén recitando un tocho escrito en una pizarra tras la cámara. Eso sí, su homenaje a Groucho en el encuentro con Napoleón es lo mejor de toda la peli. Y el final recuerda mucho al inicio de Annie Hall.
Por lo demás, las conversaciones de niño con la muerte tienen su punto, y también los sketches en el ejército ruso, con un teniente negro! Lástima que la película en sí sea eso, una sucesión de sketches. Y Diane Keaton está especialmente asesinable en su papel de transcendente frígida.

Un buen chiste contado con gracia una vez hace sonreír. Doscientos cincuenta chistes contados uno tras otro cargan bastante.