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Voto de Néstor Juez:
7
Comedia. Ciencia ficción. Intriga. Drama Julio está muerto. Es una noticia terrible para OVNI Levante, la asociación de aficionados a la ufología que él dirigió. La muerte le golpea con especial fuerza a uno de sus miembros, José Manuel. Julio y él tenían un proyecto común de vital importancia. Ahora deberá continuar solo como único conocedor del secreto cósmico que puede alterar el porvenir humano. Mientras tanto, en España se busca a una niña que desapareció hace semanas. (FILMAFFINITY)  [+]
28 de noviembre de 2021
25 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me considero capacitado, por el abanico de títulos vistos hasta el momento de la redacción de estas líneas, para afirmar que estamos comenzando un curso de nivel notable en la cosecha de cine español. Sin embargo, varias quedarán enterradas en el olvido al estrenarse a la vez, en un otoño abarrotado que impide que la inmensa mayoría permanezcan en salas más de un par de semanas. Pero incluso con un contexto industrial mas favorable, la naturaleza estilística de algunas de ellas las destinarán siempre a recibir el rechazo del gran público. En este caso, podemos disfrutar desde hoy en la gran pantalla del debut en el largometraje del reputado realizador Chema García Ibarra: Espíritu sagrado, premiada con una mención especial en el pasado Festival de Locarno e incluida también en la Sección Oficial del pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla. Las referencias manejadas eran muy positivas, por lo que no era desdeñable mi expectación. Aprovecho este humilde altavoz para recomendar con convicción esta fascinante marcianada, una de las mejores películas españolas del año (quizás la mejor). Una personal y arriesgada inmersión en infiernos patetoides ilicitanos tan desconcertante en su entramado tonal como llena de ideas, poderosa en su capacidad de perturbar.

Grotesca y sórdida sátira costumbrista de universos de ignorancia y estafas. Un estudio perturbador y lúcido de los diferentes cultos y sectas de nuestra contemporaneidad, que hace las veces de relato sobre los peligros de la ignorancia. Una reflexión desgarradora sobre las peligrosas consecuencias que los diferentes embaucamientos que se nos ofrecen a diario pueden provocar en ignorantes. Estampas mundanas en Elche con atmósfera esperpéntica donde presenciamos las influencias y estrategias de manipulación de distintas sectas: las empresas locales a través de la invasiva y omnipresente teletienda, la risible asociación de ufología de la que forman parte los protagonistas de la película…y, por supuesto, la iglesia católica y su ansiada Semana Santa y que por fin se aproxima (los medios de comunicación, a través de la alegría de los presentadores, dejan claro que esto es lo verdaderamente importante). El filme funciona durante gran parte del metraje como comedia absurda, pero deja entrever la estremecedora tragedia que esconden sus personajes, cuyas señales podemos entrever durante el desarrollo para que finalmente se desvelen en un portentoso epílogo. Fineza para trabajar con tramas escabrosas desde la ficción aparte, sorprende la capacidad de la película para construir un universo visual propio. Situándonos en unas coordenadas geográficas reconociblemente españolas pero con una personalidad cinematográfica mas cercana a otros tipos de cine europeo, cómo puedan ser propuestas lusas como las de João Nicolau. Iconografía localista con rasgos egipcios y alienígenas cuya decisión de recurrir al fotoquímico, con su grano correspondiente, a una gama cromática neutra y un formato de imagen cuadrado la emparentan con muchas de las películas que habitualmente se pueden ver en Locarno. A su vez, su estilo cómico bien puede hacernos pensar en Kaurismäki, con sus hieráticos personajes de tosco patetismo. Un mundo de inocentes descarriados que conviven con lo aberrante y lo sobrenatural sin torcer una ceja o esbozar una sonrisa. Narración hilarante desde la estrambótica anhedonia.

Su iconoclasta, aséptico y estrafalario estilo puede ser erróneamente interpretado por muchos espectadores como un mero intento de provocar o llamar la atención. Bien puede parecer que Ibarra busque tan sólo la rareza, y que en su coctelera la frívola chanza puede esconder la genialidad, o hacerse pasar por ella. No en vano, durante la primera parte de su metraje como espectadores tenemos la impresión de asistir a una sucesión de situaciones absurdas y grotescas con potencial para perder paulatinamente la gracia. Tanto por su registro para declamar diálogos como por la inexpresividad de los actores, sus personajes se presentan antes como caricaturas que como personas reales. Es un filme rígido en su expresividad que no busca ser realista, pero aún teniendo esto en consideración muchas de sus escenas transmiten ortopedia, un agarrotamiento que encontremos en óperas primas o en algunas vertientes cerebrales del cine de autor. Quizás peque de algunos tics lingüísticos de cierto cine de festivales que enajenarán a espectadores no familiarizados con ellos, pero sería un desperdicio que estas minucias nos impidan apreciar esta valiente y notable película.

Surrealista, hierática e incómoda, Espíritu sagrado traza un universo de coordenadas extravagantes que conmueve con su devastador discurso.
Néstor Juez
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