El tito Arnold en sus mejores días hizo peliculones. No hay demasiada gente a la que no le guste ninguna de las que hizo en aquel tiempo. El tito Paul parecido. Hizo muchas películas buenas que gustaban a casi todos. Si se juntan dos individuos en un momento tan dulce como ese, pueden surgir joyas como esta película.

La premisa es buena, la historia es general es brutal, los actores, de impresión, incluso los secundarios y un director que lo maneja todo esto con maestría. El señor Verhoeven nos cautiva con Desafío total. Con esa historia de un tipo normal con bíceps como melones que no tiene suficiente con su perra vida y decide tomarse unas vacaciones. La decisión es difícil en un principio para el. No tiene claro si irse a Benidorm a ver si ve actuar a la Marlene Morreau en un cabaret, o si irse a visitar los bonitos parajes marcianos y a sus infectos habitantes, mutantes en su mayoría. Al final, se decanta por Marte. Supongo que por su gastronomía selecta. O por la pesca de bajura en sus caudalosos ríos.

El intento de viaje resulta un desastre, y resulta que el tío, en una época anterior de su vida, fue el tío más chungo de Marte. Como los motorratones, pero sin moto y sin ser un ratón. Por lo demás, igualico. Y claro, si el jambo más duro del lugar vuelve a reclamar el territorio, el resto querrá plantarle cara. Incluso si no quiere recuperarlo, se la plantarán igual e intentarán partírsela.

Pero Quaid es el que parte el bacalao, y en esta película de palos y ciencia-ficción lo demostrará. Tiene más de hora y media para demostrarlo. Y lo hará, haciéndote pasar un rato cojonudo que tardarás en olvidar, porque Desafío total es un auténtico peliculón.