Película que parece un campo de entrenamiento militar, plagada de trampas hasta la médula y perteneciente al género caracterizado por desbarre macabeo, mareo contínuo de espectador y desenlace final que pretende dar sentido a toda la petardada anterior.
En realidad es un coñazo de tres pares, eso sí, saturada de efectos que quedan muy chulos, en la que hay que tener fe y constancia para no caer en el aburrimiento más soporífero. Pretenciosamente imbécil, muy cool y cuidadita en lo formal, conforma un todo definitivamente olvidable al instante, para seres humildes de cerebro juicioso.
Al Ewan McGregor le pueden dar morcilla, la Watts se va a creer Rita la cantaora que es una mujer con pasado muy oscuro y la auténtica lástima, es ver deambular a un magnífico actor como es Ryan Gosling, como si fuese un vampiro chic de los de última hornada, paseando por las secuencias, poniendo cara de úlcera, para un conjunto que no aporta practicamente nada.
Diseñada para iluminados e iluminables, la imagen de la portada es suficientemente significativa, aunque yo le habría dado un par de estrellas extra si en dicha portada, difuminado en una esquina, apareciese un dibujillo de un babuino metiéndose el dedo en el tubo de escape, así como quien no quiere la cosa... Sin duda ayudaría a que todo tuviese sentido con más eficacia.