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España España · Asturias
Voto de Choco:
10
Drama. Comedia Franquismo, años cuarenta. En una compañía de cómicos de la legua medio emparentados entre sí, aunque no recuerdan con precisión cuál es su parentesco, surgen amores y desamores. Hay separaciones dolorosas y encuentros felices; el trabajo se entremezcla con el amor, los problemas económicos con los familiares, y el hambre con el sueño de alcanzar el triunfo. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto hace un porrón, hace menos porrón, hace muchísimo, mucho y algo menos de mucho. Me impresionó muchísimo y me sigue impresionando la misma cantidad de muchísimo cada vez que la veo.
Una película sobre la España profunda de una época, ciertas reflexiones sobre el oficio de actor (y en general, de todas aquellas profesiones que exigen estar tirados por la carretera, dependientes del aplauso para comer y trabajan mientras los demás se divierten, se me ocurren determinada clase de músico, por poner un ejemplo). Lo que puede significar ser actor, cuando se es un actor que no es "estrella".
Retrato de una época y del paso del teatro al cine en clave de comedia desangelada y triste. Todo eso está encerrado en esta película coral con reflexiones sobre una España y un oficio, hechas desde el desencanto más profundo.
Leí el principio de la novela, en papel. Pero me la había prestado una persona con la que me enfurruñé y me quedé sin novela a la mitad. Lástima!. Quizás lo pueda remediar ahora.
La película la considero personalmente una obra maestra, de esas que dejan un sabor muy amargo en la boca pese a sus momentos jocosos, entre los que destacan los problemas de un actor de teatro para adaptarse a los nuevos requerimientos interpretativos de un incipiente cine, y cómo todas sus tablas jugaban a la contra. Todos sus "trucos del oficio", pasan en el nuevo medio, a ser vicios a erradicar, imposible para aquellos que llevan una vida actuando y pisando carreteras en medio del hambre y el frío.
Escena tremenda en su significado, esa cámara pasando de Gabino Diego expresando su opinión del oficio de actor en una única y demoledora palabra, a la cámara enfocando a los actores en cuestión, componiendo casi una escenificación grotesca y triste de esa opinión. Esa escena no la olvidé más.
Aunque se desarrolle en otro momento histórico, que también retrata muy bien, la recomiendo especialmente para aquellos que crean que ser actor es decir dos frases monas, que te pinten los maquilladores y salir en los periódicos.
La considero de visionado imprescindible. De esas que hacen que tu visión de las cosas crezca.
Choco
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