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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama Freddie Clegg, un empleado del Banco de Londres, es un hombre introvertido y triste que se dedica a coleccionar mariposas. Su vida cambia bruscamente cuando le toca la lotería, pues entonces decide secuestrar a Miranda Grey, una joven estudiante de arte por la que se siente atraído desde hace tiempo. Compra una casa en las afueras de Londres y retiene a la chica en el sótano un mes. Durante ese tiempo afloran en los dos personajes ... [+]
17 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Narra esta película la singular historia de Freddie Clegg (Terence Stamp), un gris empleado de Banca, de carácter introvertido y melancólico, cuya afición es coleccionar mariposas (entomólogo), por lo cual es el hazmerreir de sus compañeros de trabajo. Cuando le toca el gordo de la lotería su vida da un giro muy importante y compra una mansión de campo en las afueras de Londres. Es entonces cuando decide secuestrar a Miranda Grey (Samantha Eggar), una bonita chica estudiante que desde siempre le había gustado. Con las mismas la secuestra y la retiene en la finca de campo durante un intenso mes en el que afloran sentimientos encontrados entre los dos personajes.

Se trata de una película de suspense extremo, o también un drama psicológico llevado de manera excelente por su director William Wyller, un director de grandes películas y algunas importantes superproducciones; en realidad Wyller es un enorme director subvalorado, que nunca recibió el reconocimiento merecido a su obra. Pues bien, siguiendo con la peli, Wyller, con el archimagnífico guión de Stanley Mann y John Kohn (basado en novela de John Fowles), realiza una obra de excelencia, conectando el perfil necrófilo del protagonista, sus rasgos esquizoides, o sea su trazado psicológico, con la intriga que trasluce a lo largo de toda la cinta. Tiene de aliciente, ese sello de las películas británicas que, desde mi modo de ver, no son tan truculentas ni tan silvestres en este tipo de filmes, como las norteamericanas. Gran fotografía de Robert Surtees y Robert Krasker, acompañado de una buena música ad hoc de Maurice Jarre.

Y quizá merezcan una especial mención las excelentes interpretaciones de Terence Stamp y Samantha Eggar. Ambos ganaron sendos premios de interpretación en 1965 en el Festival de Cannes. Y es que el reconocido Stamp borda un papel que no es propiamente el de un psicópata vulgar, sino más bien el de un tipo introvertido, neurótico y necrófilo (le gusta la entomología, las mariposas muertas y engarzadas en un alfiler, lo cual que pretende transferir a su relación con las mujeres); y de otra parte la bellísima Samantha Eggar que construye una interpretación maravillosa, delicada, generosa en primerísimos planos, llena de sensualidad, llenando pantalla con su belleza sin par, y que sabe transmitir el ansia de libertad de la pobre muchacha encarcelada por su loco cancerbero..

Por lo demás, montaje incluido, hacen que esta película se vea sin despegar el trasero de la silla, y además sin el sadismo de otras cintas equivalentes, sin crueldad sangrienta, sin atrocidad, sino más bien describiendo la realidad de dos personajes enfrentados y dispares, ella, una bella muchacha estudiosa de arte, y él un enfermo mental acomplejado, siempre con la cabeza ladeada y la enorme inseguridad ante la inteligencia y la preciosidad de la Eggar.

En realidad esta peli es ya un icono del cine de suspense de todos los tiempos, de manera que si no la ha visto corra, consígala y disfrútela. Se puede ver sin salpicaduras de sangre ni balaceras a diestro y siniestro. Es densa y tensa, pero no descarnada ni sádica.
Kikivall
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