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España España · Granada
Voto de Kikivall:
10
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria película de nuestro gran Luís Buñuel, “el genio de Calanda”. Buñuel sabía que en España la censura no lo dejaría trabajar libremente en aquellos entonces, por lo que vuelve a acometer este proyecto en México, producido de nuevo por Gustavo Alatriste.

Según cuenta Buñuel: “… el año anterior, en Madrid, José Bergamín me había hablado de una obra de teatro que quería titular ´El ángel exterminador´. El título me pareció magnífico, y dije: Si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala”.

En la historia, un grupo de burgueses de la ciudad de Méjico es invitado a una cena en la casa palacio de los Nóbile, tras haber asistido a la ópera. Al terminar la cena, los invitados descubren que por razones enigmáticas, no pueden salir de la habitación, si bien no existe nada aparente que lo imposibilite.

Cualquiera que vea esta película, no podrá escapar a dos mensajes principales. El primero es que las clases sociales altas, los ricos de vocación, la burguesía en el peor sentido constituye una clase cerrada sobre sí misma, lo cual la aboca a una suerte de descomposición y degradación. Y está claro que Buñuel carga contra esa clase burguesa que se asfixia en su propia consunción, sin ocurrírsele a nadie, tan cegados como están con sus asuntos, con sus negocios y riquezas, a empujar la puerta y salir al aire libre, a un terreno abierto y expedito.

La segunda parábola que a mí particularmente siempre me ha iluminado desde que vi esta película y que suelo tener en cuenta en la vida, es que una solución, una alternativa o una puerta no se abren si uno no se acerca, agarra el pomo, lo gira y observa que lo que parecía clausurado, es sencillamente accesible, está abierto. Que los problemas y las dificultades, en gran medida sólo requieren abrir puertas que están abiertas, pues por lo común, nada está definitivamente sellado. Somos nosotros mismos quienes nos encerramos.

Del trabajo de Buñuel como director apenas diré casi nada, pues ya mucho se ha escrito sobre este genio. Desde luego es es una película cumbre, la obra de un maestro, uno de los más grandes de la cinematografía de todos los tiempos, y una película muy estudiada y calculada hasta el mínimo detalle.

En el reparto está la inolvidable Silvia Pinal como Leticia, “la valkiria”; Enrique Rambal, estupendo; Jacqueline Andere, de lujo; y acompañando en un genial y conjuntado coro José Baviera, Augusto Benedicto, Claudio Brook y el oso más controvertido de la historia del cine.

Estamos ante una hibridación drama-sátira, todo ello en clave surrealista e incluso mágica, que se ha convertido sin duda en una película de culto. Una especie de “reality show”, como dijo Silvia Pinal, sobre aquella gente que había quedado atrapada y enferma de los males que imperan en la sociedad burguesa, una especie de peste provocada por la ignorancia, la pereza, el egoísmo, la envidia, la codicia y tantas otras faltas capitales. Y es que yo creo que al final, Buñuel moraliza lo suyo.

Estamos ante una obra cumbre del cine universal. Una muestra palmaria de que el cine es arte ante todo, sencillamente porque apenas puede explicarse. El cine hay que sentirlo y disfrutar de las emociones que suscitan en nosotros.
Kikivall
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