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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Intriga A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
1 de mayo de 2023
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Película emblemática del egregio director Alfred Hitchcock, con un gran guion de Arthur Laurents y Hume Cronyn, adaptación de la obra homónima de Patrick Hamilton. Estamos ante una obra rodada en plano único (con algún truquito), sobre el maquiavélico plan de unos jóvenes de demostrarse ante su tutor y admirado profesor (Stewart), que es posible el crimen perfecto.

Ya desde el principio sabemos del crimen y de sus asesinos, dos hombres jóvenes que están preparando una fiesta en su casa, a la cual van llegando los invitados. El principal y temido invitado es su tutor y exprofesor, un sagaz criminólogo que rechaza la idea de que un crimen pueda quedar impune.

La tensión de la fiesta coincide con la llegada del profesor, que suscita el nerviosismo de los jóvenes. La cosa es peliaguda, pues tienen un cadáver dentro del arcón que hace las veces de mesa para las viandas.

En el reparto destaca ante todo un sensacional James Stewart, como el criminólogo, y acompaña un grupo de actores y actrices sensacionales como John Dall, Farley Granger, Cedric Hardwicke, Joan Chandler, Douglas Dick, Constance Collier y Dick Hogan; todos perfectos y en sintonía.

Buena la música de David Buttolph y la fotografía Joseph A. Valentine y William V. Skall, en tecnicolor. El filme es ese plano único que tiene su “pero”, a una obra teatral y cargada de afilados diálogos que se adentran en los entresijos del espíritu humano.

De otro lado, la inicial disposición de la cámara muestra que Hitch es consciente del reducido espacio que separa la vida de la muerte y, además, la ladina amoralidad del maestro nos empuja, a través del suspense, a ponernos del lado de los asesinos, algo provocativo que acaba solucionando con el discurso y la toma de posición del maestro encarnado por Stewart, al final de la cinta.

Como escribiera Palomo: "Hitchcock combina una milimétrica intriga con un singular alarde técnico (...) y aporta un amargo retrato de la condición humana (...) Obra maestra".
Kikivall
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