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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Aventuras Durante siglos, diversos pueblos lucharon por conseguir la hegemonía sobre Ucrania. En el siglo XVI, son los turcos y los polacos quienes se enfrentan por el dominio de la región. Finalmente, son los segundos los que consiguen la victoria gracias a la ayuda prestada por los cosacos de Taras Bulba. El jefe de los polacos invita a sus aliados a brindar por la victoria, pero sus agasajos son despreciados por Taras Bulba, un hombre amante ... [+]
8 de noviembre de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Taras Bulba fue una de las grandes películas para mí cuando era un niño, una inolvidable película de infancia. Ver a Yul Brynner con esa coleta, ese talante, esos músculos; admirar cómo montaba a caballo y daba sablazos a diestro y siniestro. Y también sus hijos, y los cosacos, gente súper dura, amantes del riesgo y la batalla, los cosacos saltando a caballo de lado a lado de un enorme desfiladero porque uno había llamado cobarde al hijo de Taras, Tony Curtis, y cómo el ofensor, el más fuerte y gordo, cae a plomo por el barranco con caballo y todo; las fiestas de los cosacos, las batallas de cientos de caballos con los cosacos blandiendo sables curvos, en fin, la recuerdo como una auténtica gozada para la desbordante fantasía del niño que fui. Y sí, también recordaba el romance del hijo de Taras con la joven polaca, que le valió la gran furia de su padre y el fatal desenlace de la historia. Todo eso y más, recordaba, como si tuviera reciente la historia.

Esta película de aventuras está muy bien dirigida por J. Lee Thompson, con un guión dinámico y entretenido de Waldo Salt y Karl Tunberg, basado en la novela homónima de Nikolai Gogol publicada por primera vez en 1835, con una segunda y definitiva redacción del año 1842 más pro-rusa, por intervención de las autoridades del momento. Se trata de una novela romántica e histórica donde se narra la historia de Taras Bulba, un cosaco zaporogo y sus dos hijos, Ostap y Andrei, a los cuales envía a estudiar a Kiev. Al reencontrarse de nuevo, emprenden un viaje épico a la Sich Zaporozhia ubicada en Ucrania, donde ellos se unen a otros cosacos en la guerra contra Polonia. La historia, pues, está sacada de la más extensa novela escrita por Gogol, y el relato ha de ser interpretado en el contexto del movimiento nacionalista romántico en la literatura rusa, que Gogol desarrolló en torno a una cultura étnica-histórica que abraza un ideal romántico y ensalza la leyenda del cosaco. Y eso es lo que hacen los guionistas y eso mismo es lo que realiza con maestría J. Lee Thompson, si bien es cierto que la película difiere en su contenido con la original novela de Gogol. Además, pensemos que J. Lee Thompson fue un director a quien siempre le gustaron las historias exóticas: India, México, Ucrania, Grecia, África, Oriente Medio. Como en Fugitivos en el desierto, 1958; La india en llamas, 1959; El oro de McKenna, 1969, etc. Y en esos primeros sesenta Thompson está viviendo su mejor época artística. Particularmente destacable en este film es la genial banda sonora compuesta por el gran Franz Waxman en el ocaso de su carrera, que estuvo nominada para el Oscar, con unos apoteósicos minutos finales de altísimo nivel.

Es una película de acción, amor y algo de folklore cosaco, pero sobre todo de acción. Y J. Lee Thompson salva con solvencia las grandes escenas de masas, hace un uso espectacular de los planos panorámicos y del color. Consigue, así, una muy entretenida película de aventuras, que no ha perdido su encanto con el paso de los años, convirtiéndose en un clásico de las películas de temática medieval. De hecho, lo que más recordaba de esta cinta son sus escenas bélicas, que son muchas, buenas y emocionantes; y hay momentos en que la película se pone a doscientas pulsaciones por minuto. Esa taquicardia es la que da mayor esplendor a esta obra.
Kikivall
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